Ya estoy de vuelta en casa después de una intensa semana en Austria en la
Adidas Sickline.
Mucha gente me ha felicitado por el resultado de la
competición. He de admitir que en un principio estaba bastante frustrado
conmigo mismo por haberla cagado de esa manera en la final ya que, teniendo
en cuenta lo que cuesta llegar allí, me hubiera gustado haberlo hecho algo
mejor.
Pero siendo realista, he de estar contento; pude vencer a algunos
de los favoritos en las rondas previas y en ambas mangas de cuartos y semis
hice tiempos de top10. En la final fallé, no sé por qué, pero perdí la
línea y no fui rápido.
Esta pasada semana he sentido esa sensación otra vez, de querer ser mejor, de querer pulir todas las líneas para ser más rápido, y hemos pasado horas y horas entrenando en el mismo tramo una y otra vez para intentar ser los más rápidos. ¡He ido hasta Austria y casi no he conocido más que el kilómetro de río en el que competíamos! Jaja. Pura obsesión.
Y no digo que haya estado mal, porque me lo he pasado muy bien, porque de vez en cuando está bien sacar esa vena competitiva, esa es la única manera de mejorar y hacer buenos resultados, pero está claro que no es lo que más nos llena a los que hacemos kayak extremo. Hay que saber relativizar la importancia que tienen las cosas, no darle demasiada importancia al ego de cada uno.
Puede parecer absurdo y contradictorio, y es que hay
algo de contradicción en lo que digo. Pero uno ha de ponerse retos para poder
evolucionar, y cuando ves el futuro oscuro la esperanza de lo que vas a hacer
es lo que hace que te sigas esforzando y sacrificando cada día. Siento que esta
carrera la tenía marcada en el calendario como el comienzo de una nueva etapa,
una etapa de luz tras las sombras del pasado.
Estoy contento, contento porque me siento bien, porque
puedo volver a hacer lo que me gusta, porque he vuelto y además haciendo final,
porque el domingo me voy a Nepal a explorar, a conocer cosas nuevas, a vivir
nuevas experiencias y disfrutar con los amigos haciendo lo que más nos gusta.
Porque por fin puedo hacerlo, y porque por un tiempo, hace no demasiado tiempo,
pensé que no volvería a vivir estas experiencias de nuevo.
Por eso, me da rabia haber fallado en la final, pero
más rabia me daría no haber llegado, más rabia me daría no haber podido
competir y además hay que dejar objetivos para los próximos años, porque habrá
que volver para intentar terminar el trabajo.
Porque los que vienen por detrás son muchos y buenos y
en esta Sickline hemos visto que en casa tenemos futuro, y del bueno. Que
disfrutan del kayak igual que lo hacemos nosotros, y que además también pueden
ser rápidos.
Por eso quiero felicitar también a Alberto, Iker, Paulo,
Ian, Edu, Aleix y Dani, porque lo han dado todo y han tenido muy buenos
resultados teniendo en cuenta lo jóvenes que son, y estoy seguro que pronto
estarán también entrando en finales.
Y no quiero enrollarme más, que siento que ya me he
confesado demasiado y ya veis que si me pongo no paro, y prefiero guardar
energía para lo que se viene.
El domingo me voy a Nepal. Primero remaremos un poco
en los alrededores de Katmandú y veremos todo lo que nos es necesario para
irnos de expedición.
Después partiremos hacia el Oeste, donde la idea es
remar primero el Karnali, desde su afluente del oeste, el Humla Karnali y
después pasar al Thuli Bheri, en el valle de al lado, pero lejos, como todo en
la cordillera del Himalaya.
Luego ya iremos viendo y os lo iré contando.
¡Espero que vosotros también tengáis buenos planes
para los próximos meses!
1 comentario:
No t atormentes, SIGUES SIENDO UN CRACK!! y lo has demostrado, aunque no hiciera falta.
A seguir disfrutando del kayak y d la vida!
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