Ya estoy de vuelta en casa. Tras
competir en la Devil's Extreme Race de Chequia, me desplacé a Lienz, Austria,
para preparar la Red Bull Dolomitenmann, una espectacular prueba por equipos en
la que iba a competir con mis amigos de Basque Indar Team.
El sitio es espectacular. Un
pueblo típicamente alpino, en un pequeño valle rodeado por picos de 3000m que
te hacen sentir muy pequeño. Todo el pueblo estaba de fiesta y lleno de
deportistas y visitantes con motivo de la carrera, el ambiente dejaba entrever
lo grande que es esta prueba, y lo que nos esperaba el fin de semana.
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Las vistas desde casa |
Durante la semana aprovechamos
para entrenar y conocer bien los tramos de competición. El de piragua era un
tramo un poco aburrido, en un río de clase 3, que no entrañaba mayor
dificultad. El mayor de los problemas recaía en aprenderse bien las líneas y
todo el circuito que estaba marcado con puertas, y poco más, por lo que me
sobró tiempo para poder conocer también más cosas de la zona. Uno de los días
aprovechamos para hacer piña y subimos todo el grupo a uno de los montes de la
zona, que rozaba los 3000m. Otro día nos fuimos a hacer algo de creek a un río
que quedaba cerca, un río no muy complicado pero divertido, ya que el elevado
caudal hacía que la corriente empujara fuerte.
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de paseo por el monte... |
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Bonito paso |
El sábado era el día marcado en
rojo en el calendario. El día de la carrera. Con la sensación de haber hecho un
buen trabajo de preparación y con mucha ilusión, nos acercamos a la línea de
salida. El nivel de participantes era altísimo. Medallistas olímpicos y
campeones del mundo en diversas modalidades, hacían que lejos de asustarnos
tuviéramos más energías para competir e intentar batirlos, o al menos
mostrarles resistencia.
Iñaki era el primero en salir. 125
corredores se juntaron en la plaza principal de Lienz para dar inicio a la 25ª
edición del Dolomitenmann. Por delante les esperaban 12km de dura montaña, con
un desnivel positivo de 2000m, una auténtica salvajada. Los africanos dominaron
la carrera de principio a fin, siendo el más rápido un eritreo, seguido de
varios keniatas. Iñaki hizo un gran papel, llegando a la cima en el puesto 48º,
y el 21 de los amateur. Un crack.
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Iñaki dando el relevo a Beñat |
Allí arriba, animando a grito
pelado desde la meta a Iñaki se encontraba Beñat. Él recibió el relevo de un
Iñaki exhausto y salió corriendo tan rápido como el terreno se lo permitía.
Tras varios kilómetros corriendo por el monte con el parapente a la espalda,
llegaba a la zona de despegue. Allí era vital andar rápido en el montaje del
parapente y no perder tiempo. El kaos era mayúsculo, ya que todo el mundo se
encontraba montando el parapente en el mismo sitio, y mientras Beñat estaba a
lo suyo pasaba gente corriendo por
encima suyo y se veían despegues fallidos que había de ser repetidos. Había que
andar muy al loro. Al final todo bien, despegó sin problemas y disfrutó de un
bonito vuelo para acabar aterrizando al otro lado del valle. Allí había que
recoger el parapente como se pudiera y volver a correr ladera arriba a lo largo
de toda una estación de esquí y volver a lanzarse lo más rápidamente posible
para salir en mi busca al orillas del río, en el fondo del valle.
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Zona de despegue |
Tras varios problemas con el
acelerador en el segundo de los vuelos, la carrera no le salió todo lo bien que
él hubiera querido, y fue adelantado por algunos parapentistas, dejando el
relevo en el puesto 64 de la general.
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Zona de aterrizaje |
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Yo recibiendo el relevo de Beñat, con Jamie Sutton al lado, con quien me tocó pegarme corriendo |
Ahora era mi momento. Era el
momento de recibir el relevo de Beñat y salir corriendo hacia el kayak. Era el
momento de darlo todo. Como Beñat aterrizó junto a otros dos parapentistas,
éramos tres los kayakistas que empezamos a la vez corriendo, y solo había dos
plazas para saltar desde el puente, por lo que el tercero en llegar tendría que
esperar. Con eso en mente salí a sprint. Ese kilómetro corriendo hasta los
kayaks se me hizo eterno, metiendo codos para no dejarme adelantar y haciendo
sprints para dejar a los demás atrás conseguí
llegar a la rampa primero. Fue un momento de relax, para recuperar el aliento
mientras me ponía el cubre y me lanzaba desde el puente de 7m al río, donde ya
no habría más respiro.
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Preparado para saltar |
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vamoooos! |
El descenso no fue fácil, ya que
me fui encontrando a mucha gente en el camino y no era nada fácil adelantar, y
en algunos momentos me tocaba esperar un poco a que los demás pasaran por unos
de los puntos para luego poder pasar yo. Aun así disfruté mucho de la bajada,
me sentí muy fuerte a lo largo de todo el descenso y empujé con todo lo que
tenía para intentar llegar abajo lo más rápido posible. Al final terminé
adelantando a 13 kayakistas y di el relevo a Alex en el puesto 51. En el
resultado parcial terminé en el puesto 22 y el 5º de los amateur. Me quedé
bastante satisfecho con lo hecho, teniendo en cuenta que no es un recorrido muy
propicio para mi, ya que la corriente tiraba poco y los que tenían que empujar
eran los bíceps, y además el tráfico que me encontré en el camino me complicó
bastante el descenso.
Las cosas así, empujé a Alex con
la poca fuerza que me quedaba mientras caía al suelo destrozado, y éste salió
como un rayo montado en su particular "espada", camino al último de
los retos de la carrera. Le esperaba un ascenso de 17,4km a un monte con un
desnivel positivo de 1695m, donde en varios de los tramos le tocaría cargar con
la bici al hombro; y después un espectacular y peligroso descenso por una
estación de esquí de 9,4km de largo con un desnivel del 26,4%. Ahí es nada.
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Alex dándole duro para arriba |
Dos horas y siete minutos después
ahí estaba en la meta, en la plaza de Lienz, aplaudido por todos los
espectadores, con la misma cara con la
que habíamos llegado cada uno de anteriores a dar nuestro relevo, pero ahí se terminaba,
con él terminaba nuestra primera participación en la Red Bull Dolomitenmann.
Al final
quedamos en el puesto 55 en la general y el 25 de los amateur. No es el puesto
que nos hubiera gustado hacer, pero pensándolo fríamente, teniendo en cuenta la
gran dificultad de la prueba, el gran nivel de los equipos y que era nuestra
primera participación en ella, es como para estar contentos.
Lo bueno es que
lo pasamos genial, y nuestras sonrisas tras la carrera lo reflejaban, dimos
todo lo que teníamos dentro y más, y ya empezamos a pensar en cosas que
tendríamos que mejorar de cara a el año que viene.
Es una prueba increíble,
incomparable a ninguna de las competiciones en las que haya estado antes, y
estoy seguro de que tras muchas horas de entrenamiento, el año que viene nos
volveremos a plantar en la salida, para intentar mejorar lo hecho.