Casi sin tiempo de asentarme de
vuelta desde Argentina ya me estaba yendo de nuevo de viaje. Dos días después de
aterrizar, me junté con mis amigos Aitor, Jon y Paulo, cargamos kayaks en el
coche y nos fuimos, esta vez, camino a Cantabria.
Los medidores marcaban buenos
caudales en los ríos de la zona y teníamos muchas ganas de volver a juntarnos y
remar de nuevo todos juntos después de tanto tiempo. Además Cantabria era un
destino ansiado, ya que nuestros anteriores intentos de ir a remar allí habían
sido frustrados siempre por falta de agua, y nos quedaban muchos ríos que
conocer. Además es un lugar que nos queda cerca y que tenía delito no conocer
bien.
Salimos por la tarde de Donosti y
para la tarde ya estábamos remando en el primer tramo del Gándara, sin duda uno
de los Highlights de la zona, que yo no conocía y eso no podía ser. Es un tramo
no muy complicado con innumerables rampas que hacen las delicias de los
kayakistas y con un paso en especial que es un pasote (como su nombre bien
indica), el "Paso Pasote". Una maravilla del Cantábrico.
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Yo entrando al Paso Pasote |
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Aitor al final del Paso Pasote |
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¡Paso conquistado! |
Después, como ya estaba a medio
anochecer nos fuimos a bajar el tramo 3 de este mismo río. Un tramo de clase III-IV,
bien sencillo, pero que con agua es muy fluido y se puede navegar
tranquilamente sin tener que mirar los pasos y tiene además tres saltillos bonitos
para pegar unos buenos botes. Lo peor, que solo teníamos un coche, y una vez
salidos del agua la caminata de regreso es muuuuy larga...
Como salimos de noche del agua no
pudimos encontrar un buen sitio donde montar la tienda de campaña, y además
llovía a cántaros por lo que necesitábamos un sitio resguardado. Al final
encontramos una iglesia con un buen porche donde tirar las esterillas y poder
dormir bien.
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Descansando en el hotel 5 estrellas |
Como el viaje iba de conocer ríos
nuevos, el siguiente día nos marchamos camino al río Hijar, río que nace en la
estación de esquí de Alto Campoo. Parecía que los niveles eran buenos para
descender este río del que habíamos oído hablar muy bien, pero no fue así. El
descenso empieza en un pequeño riachuelo que no llega a los 2m3 de caudal pero
que según habíamos leído luego se iba cargando de agua y se ponía muy
interesante. Desafortunadamente a medida que seguíamos bajando el río seguía
estando igual de seco, estábamos destrozando los kayaks y nuestra mala leche
iba aumentando exponencialmente, por lo que a mitad de descenso decidimos
salirnos de allí, una decisión no muy acertada, ya que las laderas estaban
repletas de nieve y era casi imposible caminar. Aun así fuimos tercos y aunque
tardamos nuestras dos horas en escalar esa ladera cargando con los kayaks al
final conseguimos huir de aquel secarral. Eso sí, este es un río muy a tener en
cuenta para cuando lleve un caudal alto, ya que hay muchísimas rampas, que con
bien de agua se tienen que enlazar y el descenso tiene que ser muy continuo e
intenso. Habrá que volver cuando se den las condiciones.
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¿Esquiamos o remamos? |
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Paulo going for it! |
Por la tarde, aun con el
agotamiento acumulado por la mañana teníamos ganas de quitarnos la mala leche
que aun corría por nuestras venas y nos acercamos al tramo alto del Saja. Todo
un acierto. No sabíamos mucho de este río, y nos sorprendió muy
gratamente. El comienzo es muy continuo
con pequeños saltillos que se van sucediendo y termina en una pequeña rampa bastante
divertida. Después el río se tranquiliza, pero permite navegar tranquilamente y
sin tener que parar a mirar ningún paso, cosa que se agradeció.
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Entrada al paso más comprometido del Alto Saja |
Al día siguiente, ya domingo,
volvimos a chequear caudales y parecía que el río más recomendable, de los que
aun no habíamos remado era el Besaya. Nos fuimos para allí y en el "put
in" nos juntamos con los amigos navarros (Ander, Xabi, Gorka, Edu e
Iñaki). Es siempre un placer remar con gente a la que hace mucho que no ves y
disfrutar juntos de un buen descenso. Desafortunadamente aquí también el caudal
nos pasaron una mala pasada. El río iba muy flojo de agua y es muy rocoso.
Nuestra ilusión se fue transformando en decepción a medida que descendíamos el río
ya que estaba muy peligroso y pensábamos más en no romper el kayak ni
lesionarnos, que en disfrutar del río. Aun así encontramos varias rampas muy
divertidas que hicieron asomar la sonrisa en nuestra cara de vez en cuando. Este
es otro río muy a tener en cuenta para cuando tenga bien de agua.
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Toda la banda |
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Ander en busca del boof |
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Xabi Prieto |
El viaje no dio para más. Fue una
pena no poder contar con buenos caudales en un par de ríos, pero disfrutamos
plenamente de otros dos y ha sido una gozada estar de vuelta en el agua con los
amigos y disfrutar de un muy divertido viaje.
La esperada primavera ha llegado,
los ríos están subiendo y esto no ha hecho más que empezar!