Aunque hasta la fecha no haya tenido demasiado tiempo para ponerme a escribir y rescatar fotos de las cámaras, hace ya una semana que estamos en Nepal.
El país me está sorprendiendo en todos los sentidos, y hasta ahora está resultando mucho más caótico y diferente de lo esperado.
Ahora mismo Nepal está sometida a un brutal bloqueo por parte de India por motivos políticos, por lo cual muchos productos de primera necesidad no están llegando al país, entre ellos, el que más nos afecta a nosotros, la gasolina, por lo que la gente tiene que hacer colas de hasta 3 días para poder llenar sus vehículos con algo de combustible a un precio desorbitado.
Paseando por Khatmandú |
Los primeros días en el país los pasamos en Kathmandú, haciendo compras y aprendiendo a regatear con todos los comerciantes de la zona, y nos llevó más tiempo de lo esperado poder encontrar un autobús para poder salir de allí. Pero ahora ya estamos en Pokhara, donde hemos montado campo base en un pequeño Hostel.
Las vistas al "Pokhara Lake" desde el balcón de nuestro hostel |
Hace dos días volvimos de un pequeño viaje de tres días en la zona del Kali Gandaki, donde aprovechamos que había una pequeña expedición comercial que iba a hacer la parte baja de este río y nos sumamos al autobús. Una vez en la zona, cogimos dos autobuses más, donde viajando en condiciones infrahumanas en autobuses locales por pistas de montaña durante unas cuantas horas más, llegamos a un pueblo escondido en un pequeño valle camino al Dhaulagiri.
Foto de rigor en el comienzo del descenso del Myagdi Khola en Darban |
Mino frescatando a un niño perdido |
Campamento en el Kali Gandaki |
Ahora mismo estamos todos un poco resfriados y algo enfermos, así que nos tomaremos el día de hoy para descansar y mañana partiremos hacia el Madi Khola, un río ya algo más potente que nos llevará seguramente también en torno a dos días.
La verdad, es que el autobús local da pereza, porque a veces toca ir de pié en medio del bus durante unas cuantas horas, mientras la gente se deja caer encima tuyo en peso muerto, costando casi hasta respirar, muchos vomitan mareados y muchos suelen ir incluso encima del autobús, porque ya no queda más sitio adentro. Pero una vez llegas al río y a esos hermosos valles todo lo sufrido merece la pena.
Junto a Asier, sentados en el pasillo antes de que se fuera llenando |
Así que nada, a ver qué tal nos va estos días, ¡Que hay buena aventura por delante!
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