Avanza el otoño, y ya con el invierno en el horizonte llega el frío, la lluvia, las tardes oscuras y los días cortos. Pero en esta época también acostumbran a azotar nuestras costas olas gigantescas, de esas que suelen ser un placer contemplar y asusta el solo hecho de pensar que te caiga encima. Y este año no ha sido una excepción.
Mientras en Portugal un surfista rozaba el límite cabalgando la ola más grande jamás surfeada, en Euskadi algunos kayakistas se enfrentaban a los residuos de aquellas olas tan mediáticas. Ojalá todas las aguas residuales fueran así de buenas...
Aquí os dejo un pequeño vídeo que he editado con las imágenes que tomé durante el campeonato de Guipúzcoa celebrado en Zarautz. Si no puedes remar, tampoco se está mal detrás de la cámara.
¡Espero que os guste!