lunes, 1 de abril de 2013

Estrenando la primavera en Cantabria

Casi sin tiempo de asentarme de vuelta desde Argentina ya me estaba yendo de nuevo de viaje. Dos días después de aterrizar, me junté con mis amigos Aitor, Jon y Paulo, cargamos kayaks en el coche y nos fuimos, esta vez, camino a Cantabria.

Los medidores marcaban buenos caudales en los ríos de la zona y teníamos muchas ganas de volver a juntarnos y remar de nuevo todos juntos después de tanto tiempo. Además Cantabria era un destino ansiado, ya que nuestros anteriores intentos de ir a remar allí habían sido frustrados siempre por falta de agua, y nos quedaban muchos ríos que conocer. Además es un lugar que nos queda cerca y que tenía delito no conocer bien.

Salimos por la tarde de Donosti y para la tarde ya estábamos remando en el primer tramo del Gándara, sin duda uno de los Highlights de la zona, que yo no conocía y eso no podía ser. Es un tramo no muy complicado con innumerables rampas que hacen las delicias de los kayakistas y con un paso en especial que es un pasote (como su nombre bien indica), el "Paso Pasote". Una maravilla del Cantábrico.

Yo entrando al Paso Pasote
Aitor al final del Paso Pasote
¡Paso conquistado!
Después, como ya estaba a medio anochecer nos fuimos a bajar el tramo 3 de este mismo río. Un tramo de clase III-IV, bien sencillo, pero que con agua es muy fluido y se puede navegar tranquilamente sin tener que mirar los pasos y tiene además tres saltillos bonitos para pegar unos buenos botes. Lo peor, que solo teníamos un coche, y una vez salidos del agua la caminata de regreso es muuuuy larga...

Como salimos de noche del agua no pudimos encontrar un buen sitio donde montar la tienda de campaña, y además llovía a cántaros por lo que necesitábamos un sitio resguardado. Al final encontramos una iglesia con un buen porche donde tirar las esterillas y poder dormir bien.

Descansando en el hotel 5 estrellas
Como el viaje iba de conocer ríos nuevos, el siguiente día nos marchamos camino al río Hijar, río que nace en la estación de esquí de Alto Campoo. Parecía que los niveles eran buenos para descender este río del que habíamos oído hablar muy bien, pero no fue así. El descenso empieza en un pequeño riachuelo que no llega a los 2m3 de caudal pero que según habíamos leído luego se iba cargando de agua y se ponía muy interesante. Desafortunadamente a medida que seguíamos bajando el río seguía estando igual de seco, estábamos destrozando los kayaks y nuestra mala leche iba aumentando exponencialmente, por lo que a mitad de descenso decidimos salirnos de allí, una decisión no muy acertada, ya que las laderas estaban repletas de nieve y era casi imposible caminar. Aun así fuimos tercos y aunque tardamos nuestras dos horas en escalar esa ladera cargando con los kayaks al final conseguimos huir de aquel secarral. Eso sí, este es un río muy a tener en cuenta para cuando lleve un caudal alto, ya que hay muchísimas rampas, que con bien de agua se tienen que enlazar y el descenso tiene que ser muy continuo e intenso. Habrá que volver cuando se den las condiciones.

¿Esquiamos o remamos?
Paulo going for it!
Por la tarde, aun con el agotamiento acumulado por la mañana teníamos ganas de quitarnos la mala leche que aun corría por nuestras venas y nos acercamos al tramo alto del Saja. Todo un acierto. No sabíamos mucho de este río, y nos sorprendió muy gratamente.  El comienzo es muy continuo con pequeños saltillos que se van sucediendo y termina en una pequeña rampa bastante divertida. Después el río se tranquiliza, pero permite navegar tranquilamente y sin tener que parar a mirar ningún paso, cosa que se agradeció.

Entrada al paso más comprometido del Alto Saja
Al día siguiente, ya domingo, volvimos a chequear caudales y parecía que el río más recomendable, de los que aun no habíamos remado era el Besaya. Nos fuimos para allí y en el "put in" nos juntamos con los amigos navarros (Ander, Xabi, Gorka, Edu e Iñaki). Es siempre un placer remar con gente a la que hace mucho que no ves y disfrutar juntos de un buen descenso. Desafortunadamente aquí también el caudal nos pasaron una mala pasada. El río iba muy flojo de agua y es muy rocoso. Nuestra ilusión se fue transformando en decepción a medida que descendíamos el río ya que estaba muy peligroso y pensábamos más en no romper el kayak ni lesionarnos, que en disfrutar del río. Aun así encontramos varias rampas muy divertidas que hicieron asomar la sonrisa en nuestra cara de vez en cuando. Este es otro río muy a tener en cuenta para cuando tenga bien de agua.



Toda la banda
Ander en busca del boof
Xabi Prieto
El viaje no dio para más. Fue una pena no poder contar con buenos caudales en un par de ríos, pero disfrutamos plenamente de otros dos y ha sido una gozada estar de vuelta en el agua con los amigos y disfrutar de un muy divertido viaje.

La esperada primavera ha llegado, los ríos están subiendo y esto no ha hecho más que empezar!



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