Otro fin de semana más nos
resistíamos a quedarnos en casa. Parecía que los caudales eran buenos para
acerarse al Pirineo y remar ríos que aun no conocía.
Las cosas así, el sábado, pronto
por la mañana partí de Donosti junto a Aitor camino a Yesa donde nos
encontraríamos con los Pamplonicas Anibal, Edu y Unai. La idea era acercarse al
Veral, en el Valle de Asón, y aprovechar
para remar los diferentes tramos del río. Una vez en Yesa echamos un último
vistazo a los caudales para verificar que los caudales eran buenos, pero
lamentablemente nos dimos cuenta que el frío que había hecho durante la noche
había parado el deshielo en seco y los caudales habían descendido.
El caudal estaba bajo para darle
al Alto Veral, pero parecía que el Alto Subordán, en el valle de al lado, en el
de Hecho, estaba aun con agua suficiente, por lo que decidimos hacer un cambio
de última hora, irnos para allí y esperar a que el sol que brillaba en el cielo
calentara la nieve y el Veral se pusiera para la tarde.
Anibalico!! |
El Alto Subordán es un río de
clase IV, no muy difícil pero bastante rocoso y con algunos sifones que hay que
vigilar. El Cañón Rojo es la estrella del descenso, un precioso cañón vertical
que te hace sentir como en otro mundo. En medio del cañón hay un paso infranqueable,
que se puede hacer si estás dispuesto a llevarte un bonito golpe en el codo.
Nosotros optamos por desmontarnos justo encima de la roca y montarnos después.
De ahí en adelante todo precioso de nuevo, varios rápidos divertidos que se
pierden en la oscuridad del cañón hasta que este se vuelve a abrir al valle. El
final del río es más tranquilo pero muy entretenido también, rápidos de cuarto
se suceden continuamente hasta llegar al desembarque de este primer tramo del
río.
Embarque en la mina |
Entrando al cañón |
Aitorico y Edurico disfrutando del río |
Justo después se puede embarcar
en el segundo tramo, el de la "Boca del Infierno". Tiene fama de ser
un tramo exigente pero muy divertido, pero nosotros no lo conocemos y nos
comentaron que estaba demasiado alto para darle. Una pena porque tiene muy buena
pinta, pero bueno, ya habrá tiempo esta primavera para volver para allí.
Tras remar el Subordán Anibal y Unai se despidieron de nosotros y se
volvieron a Iruña. Nosotros no teníamos ni idea, pero intuíamos que el río Veral
habría subido y estaría bien para darle al Alto. A ciegas nos fuimos para allí
y pagamos nuestro optimismo. Las temperaturas no habían sido lo suficientemente
altas y el caudal del río seguía siendo demasiado bajo para darle al Alto. Una
vez superado el disgusto decidimos darle al tramo de abajo y nos adentramos en
la "Foz Verde", un tramo que tiene fama de ser uno de los cañones del
Pirineo más bonitos paisajísticamente, y la verdad es que la fama le hace
justicia.
Es un tramo muy sencillo en lo
que a aguas bravas se refiere, pero eso permite no parar de remar en todo el
descenso y disfrutar de una bajada muy fluida y rápida. Treinta minutos después
de haber entrado al río ya estábamos saliendo, con una sonrisa en la cara e
intentando recordar los maravillosas vistas de las que acabábamos de disfrutar.
Esa misma noche, intuyendo que para
el domingo los caudales seguirían bajos por esa zona, decidimos tirar hacia lo
seguro y pusimos rumbo hacia el río Ara, que sabíamos que llevaría agua y que
podríamos disfrutar de uno de los mejores ríos del Pirineo con buen caudal.
Y así fue. El domingo, tras habernos
despertado por los gritos y bocinazos de un pastor de la zona que nos regañaba
por acampar en sus tierras, vimos que el río iba a pleno, por lo que sin perder
tiempo nos acercamos hacia el embarque del tramo de las rampas del Bujaruelo.
Atacando para entrar en la rampa |
Aitor no pudo entrar al agua
porque tenía las manos destrozadas por el trote de los últimos días, por lo que
Edu y yo nos cambiamos y bajamos corriendo al río para disfrutar de una siempre
excitante bajada. Era además la primera vez de Edu en este tramo y el alto
volumen de agua que bajaba hacia este estreno de lo más interesante.
El descenso fue bien. Muchas
rampas con enormes rulos en la recepción y muchos tramos sin casi contras que
tuvimos que hacer estirando el cuello y tirando de memoria sin casi tiempo a
recordar la buena línea. La rampa por excelencia, que se encuentra a mitad del
descenso, iba fuerte y eso hacía que este paso fuera aun más bonito de lo que
suele ser habitualmente. Bajamos sin problemas y con la adrenalina que nos
salía de las orejas.
El final de la rampa |
Edu en meditación |
El tramo final se me hizo muy
largo. Un codo me empezó a doler por una pequeña tendinitis que me ha ido
saliendo a causa de no parar de remar últimamente, y me costaba remar. La idea
era ir directos a los dos siguientes tramos del Ara, pero entre las agrietadas manos
de Aitor y mi dolorido codo, decidimos que lo mejor era cargar todo en el coche
y regresar a casa.
el último paso del descenso |
Al final un fin de semana más de
buen kayak, nuevos ríos, buena compañía y mucha diversión. Ahora toca recuperarse
un poco para así en poco tiempo poder volver por la zona a seguir disfrutando
del deshielo.
¡Nos vemos por el río!
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