El pasado fin de semana se celebró una de las competiciones que con más ilusión espero cada año, la River Guru Extreme Race. Muchos pueden pensar que digo esto
porque es la carrera de casa o porque los organizadores son amigos míos. Nada de eso. Lo digo porque creo que es, sin duda alguna, una de las más espectaculares y exigentes carreras del circuito europeo.
Año tras año, y ya va por la sexta edición, los organizadores nos preparan un circuito de unas exigencias técnicas que pocas carreras del circuito internacional
suelen tener, y este año no ha sido menos. El río Ara, bajo el Parque Nacional de Ordesa, es una de las joyas del Pirineo, para mí está en el top3 de los ríos de la cordillera, y para esta edición la organización había
decidido incluir para la final su rápido más impresionante, la «rampa grande» de Bujaruelo. Toda una apuesta por la espectacularidad y el riesgo que, en mi opinión, toda carrera extrema ha de tener.
la Rampa Grande de Bujaruelo |
A medida que se acercaba la fecha íbamos viendo que el caudal era demasiado alto para poder competir en las rampas, las contras desaparecían y la seguridad se hacía
casi imposible de llevar a cabo. Era el primer escollo para la organización, pero tenían un plan B, un plan B que no defraudó.
Con estos caudales elevados el tramo de la Pasarela y la Chicane del Ara se ponen bien interesantes, y como ya se ha hecho en otras ocasiones, se decidió trasladar
allí la prueba.
Cierto es que no se apunta mucha gente a esta carrera, la gente tiene miedo, los rápidos impresionan y no es fácil competir encadenando unos rápidos que el solo
bajarlo ya asusta a la mayoría de la gente. Solo éramos 35 personas en la línea de salida, pero casi todos los kayakistas de mayor nivel del Pirineo estábamos allí, solo faltaban Gerd, Aniol y Aleix, unas bajas importantes,
pero los demás estábamos todos, que no éramos pocos.
La carrera trataba de dos mangas clasificatorias y una final. Todo en el mismo tramo. Yo la verdad es que lo disfruté mucho. El pique que estoy teniendo con Eric durante
todas las carreras me está dando un plus de motivación y la verdad que esta temporada estoy disfrutando más que nunca, exigiéndome mucho más e intentando pulir todas las líneas para intentar ser lo más rápido posible.
En esta ocasión yo gané la clasificatoria con Eric segundo, pero en la final él fue más rápido que yo... Tendré que entrenar más.
La chicane, último rápido de la carrera |
Como ya he dicho, lo que hace que esta carrera sea diferente es su dificultad. Es muy difícil quedarse agusto con una manga. Son casi dos minutos y medio de bajada,
con rápidos complicados en los que es casi imposible no cometer fallos.
Prueba de ello es que durante la carrera más de diez kayakistas salieron nadando y no pudieron terminar la prueba, y otros ni siquiera tomaron la salida tras haber
hecho una bajada de reconocimiento. Ahí queda eso.
En algún otro sitio hubieran cancelado la prueba o la hubieran trasladado a un tramo más sencillo, para que más gente pudiera competir. Aquí no, aquí prima el carácter
y el espectáculo, y no la cantidad de inscritos. Eso sí, colocando seguridad en todos los sitios, por si acaso...
Pero son pruebas así las que necesitamos. Esto está haciendo que nos exijamos más y que el nivel esté creciendo. Cada vez hay más kayakistas a nivel nacional que
se sienten cómodos en este tipo de ríos, que disfrutan de estas pruebas y eso se demuestra cuando salimos fuera. El que este año se haya visto flojo, el que no haya podido terminar la prueba, o el que ni siquiera se ha
atrevido a bajar ya tiene un buen aliciente para entrenar para el año que viene.
Me encantó ver la lucha a muerte que hubo en la final por entrar en el pódium, se ve que los jóvenes vienen pisando más fuerte que nunca y que el nivel está asegurado
(Paulo, Ian, Edu, Carreto, Mariano... son gente que promete dar mucha caña pronto). Por eso es necesario tener pruebas de este tipo en casa, donde podamos remar todos juntos, donde picarnos y donde podamos aprender los unos de
los otros.
Lo bueno es el carácter de la prueba, el ambiente, donde lo importante no es si se gana o se pierde, sino el pique, el exigirse, darlo todo y disfrutar con ello. Una
gran excusa para juntarnos todos, remar juntos y dar un buen espectáculo. Es una de esas pruebas que crean afición.
Quiero felicitar, por tanto, a los organizadores, voluntarios y colaboradores que año tras año hacen un enorme esfuerzo por sacar el evento adelante. No solo la carrera,
sino los clinics, la cena, las proyecciones, los sorteos de material, la prueba mass start para todos los públicos, test de material... una prueba inclusiva donde hay hueco para todos los que disfrutamos con este deporte.
Gracias, y el año que viene más y mejor.
Yo por mi parte me despido por un tiempo de las carreras, hasta la Sickline. Han sido unas intensas semanas con la Pyrenees Buddies Race, el Outdoormix y la River Guru.
Ahora tenemos una potente expedición para el verano (que ya os explicaré cuando hayamos cerrados todos los flecos) y toca entrenar duro y remar por placer.
¡Hasta pronto!
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