En el día de ayer viví uno de
los episodios más lamentables de mi vida deportiva. Y cómo no, la policía no
andaba muy lejos.
Os pongo en situación: olas de
6-7m de altura, un periodo de hasta 20 y una marea alta a 3.7m. Son condiciones
que, en principio, parecen excepcionales para poder entrar a surfear en uno de
los spots en el que los piragüistas más disfrutamos, el río Urumea. Es un lugar
en el que llevamos muchos años surfeando, en el que hemos cogido muchas olas,
pero en el que pocas veces las condiciones son tan buenas como esta vez. Ayer
era uno de esos días de los que hay uno o dos en todo el año, y eso si hay
suerte. Había que aprovecharlo.
Aquí os dejo un vídeo que
grabé hace un par de años surfeando esta misma ola, aunque ayer las olas eran
bastante más grandes:
Aunque la marea alta era a las
20:45 nosotros, Aitor Goikoetxea y yo, entramos al agua casi dos horas antes,
para aprovechar mientras la marea iba subiendo y las olas entraban con más
fuerza. Entramos desde Loiola, por la comodidad de tener un embarcadero, y nos
acercamos remando, para calentar, hasta la altura del segundo puente, puente de
Santa Catalina.
Había bastantes surfistas, pero
casi todos después del tercer puente, ya que en esa zona el río estaba menos
revuelto y las olas eran más limpias. Nosotros seguimos hasta el segundo
puente, porque con los kayaks nos movemos más rápido y ese tramo se pone
perfecto para nosotros, además así no tenemos surfistas que esquivar. A las
olas les costó empezar a entrar en condiciones, pero con la marea casi arriba
empezaron a llegar muy buenas series. Buenas olas, cuya pared podía llegar a
sobrepasar los dos metros de altura y con un rápido y fluido escape de derechas.
Fue espectacular, creo que las mejores olas que he cogido jamás en esa zona.
Pero todo se torció de
repente. Mientras disfrutábamos como enanos y cogíamos una ola tras otra, casi
sin parar, aparecieron dos furgones y un coche de patrullas de la Ertzaintza
por un lado, y los municipales por otro. Encendieron las luces y sirenas, nos
empezaron a pitar con chiflos, nos enfocaban con sus linternas, y nos gritaban
como posesos. No entendíamos nada. Nos acercamos a ellos y nos dijeron que
saliéramos inmediatamente de allí, que ahí no podíamos estar, que saliéramos.
Nosotros alucinábamos, no entendíamos nada, y no hacían más que repetir eso,
que saliéramos de ahí, que estaba prohibido estar en el agua. Yo no daba
crédito.
Habíamos entrado al agua en
Loiola y emprendimos el regreso hacia allí. Estaba claro que allí donde la
policía pretendía no podíamos salir, ya que las olas rompían en las rampas y en
las escaleras, y resultaba peligroso para nosotros bajarnos ahí. Pero parece
que los ertzainas no entienden eso, daba igual que nos estuviéramos yendo de
ahí, estábamos saliendo de "la zona de peligro" y nos perseguían por
la orilla, ordenándonos que saliéramos, gritando como locos, y pitándonos
constantemente. La gente que estaba en el paseo intuyo que no se lo podía ni
creer. Nosotros les repetíamos que ahí no podíamos bajar, y que ya nos íbamos,
pero no parecía importarles.
Quizás estoy magnificando la
situación, pero eso parecía una persecución en toda regla, una situación de lo
más ridícula, otra actuación estelar de la policía. Pues nos fueron siguiendo
de puente en puente, hasta que al final les dije que fueran al embarcadero de
Urki si querían y que allí podríamos hablar.
Lo lógico es que una vez nos
hubiéramos alejado de "la zona prohibida" nos dejaran en paz, pero no
fue así. Llegamos a Urki y ahí estaban los ertzainas esperándonos. Les
preguntamos a ver qué pasaba, que por qué no podíamos estar ahí. Que llevábamos
años esperando a aquellas olas y que para una vez que llegan nos sacan a
patadas, y además con semejante espectáculo. Bueno, o eso intentamos decirles,
porque no había manera. Uno de ellos estaba fuera de sí, nos gritaba como si
fuéramos delincuentes y acabáramos de apuñalar a alguien, que ahí no podíamos
estar, que había alerta naranja y que está prohibido entrar al mar (nosotros
estábamos en el río), que a ver por qué no habíamos salido cuando nos habían
ordenado que saliéramos, que a ver qué nos creíamos... vamos, no me lo podía
creer.
Al final nos pidieron que nos
identificáramos, comprobaron todos los datos y nos dijeron que nos iba a llegar
una multa del servicio de emergencias por saltarnos la Alerta Naranja.
La multa espero que no llegue,
porque sería absurda. Espero que sea algo disuasorio y nada más. Pero no
entiendo la prohibición en sí, y menos aun la labor de la ertzaintza y los
municipales en todo esto. Digo yo que con Alerta Naranja tendrán algo mejor que
hacer que tener a más de diez policías persiguiendo al más puro estilo hollywoodiense
a dos piragüistas que lo único que hacían era disfrutar de su deporte en un día
ideal para ello.
A posteriori he sabido que
también sacaron a varios surfistas y, al parecer, también los sancionaron. Algo
que aun no me entra en la cabeza.
Somos deportistas, nos
dedicamos a ello, y vivimos por y para estos días. La situación puede ser
peligrosa, y lo asumimos, y es nuestra decisión estar ahí. No molestamos a
nadie, no hacemos ningún daño.
¿Tendría sentido que en los
ríos de aguas bravas nos prohibieran remar cuando se supere un caudal porque la
corriente empuja demasiado fuerte y resulta demasiado peligroso?¿Se le puede
prohibir a un escalador que suba por una vía de extrema dificultad porque es
demasiado peligroso?¿Se les dice a los surfistas de olas grandes que no entren
al agua en los días que hay alerta? ¿Se le prohíbe a un esquiador descender
montañas que otros casi ni siquiera nos atrevemos a mirar? Allá cada cual con
sus decisiones.
Me da pena que para algo bueno
que tenemos en casa, algo de lo que hemos disfrutado durante tantos años, algo
que podemos disfrutar sin tener que irnos lejos, ahora nos lo prohíban. ¿Por
qué? Porque a algunos les parece demasiado peligroso.
No sé... entiendo que se tenga
miedo a la masificación, entiendo que se tenga miedo a los accidentes, pero
entiendo también que no todo se soluciona prohibiendo y sancionando. Cada uno
es dueño de sus decisiones, y cada uno sabe dónde puede estar y dónde no. Creo
que la labor de los policías y emergencias debería de ser vigilar y socorrer en
caso de que pase algo, y no la de montar espectáculos como el de ayer.
Hay que buscar una solución
para esto, porque esto no se puede quedar así. Vendrán más temporales como
este, entrarán más olas como las de ayer, y lo que tengo claro es que no nos
quedaremos en casa.
Es hora de ponerse serios.
2 comentarios:
Flipo!
Si tienen que estar habituados a veros cogiendo olas en La Concha!!!
Y para colmo, tu has salido en ETB!
¿Que canal de tv ve esta peña? ;D
Ya en serio: piragüistas federados que compiten a nivel mundial y os tratan como si fuerais turistones que se arriman al acantilado a sacar una foto.... Pa mear y no echar gota!!!!
menos policia y mas libertad!!!
Publicar un comentario