miércoles, 12 de septiembre de 2012

Red Bull Dolomitenmann 2012

Ya estoy de vuelta en casa. Tras competir en la Devil's Extreme Race de Chequia, me desplacé a Lienz, Austria, para preparar la Red Bull Dolomitenmann, una espectacular prueba por equipos en la que iba a competir con mis amigos de Basque Indar Team.

El sitio es espectacular. Un pueblo típicamente alpino, en un pequeño valle rodeado por picos de 3000m que te hacen sentir muy pequeño. Todo el pueblo estaba de fiesta y lleno de deportistas y visitantes con motivo de la carrera, el ambiente dejaba entrever lo grande que es esta prueba, y lo que nos esperaba el fin de semana.
Las vistas desde casa
Durante la semana aprovechamos para entrenar y conocer bien los tramos de competición. El de piragua era un tramo un poco aburrido, en un río de clase 3, que no entrañaba mayor dificultad. El mayor de los problemas recaía en aprenderse bien las líneas y todo el circuito que estaba marcado con puertas, y poco más, por lo que me sobró tiempo para poder conocer también más cosas de la zona. Uno de los días aprovechamos para hacer piña y subimos todo el grupo a uno de los montes de la zona, que rozaba los 3000m. Otro día nos fuimos a hacer algo de creek a un río que quedaba cerca, un río no muy complicado pero divertido, ya que el elevado caudal hacía que la corriente empujara fuerte.
de paseo por el monte...
Bonito paso
El sábado era el día marcado en rojo en el calendario. El día de la carrera. Con la sensación de haber hecho un buen trabajo de preparación y con mucha ilusión, nos acercamos a la línea de salida. El nivel de participantes era altísimo. Medallistas olímpicos y campeones del mundo en diversas modalidades, hacían que lejos de asustarnos tuviéramos más energías para competir e intentar batirlos, o al menos mostrarles resistencia.

Iñaki era el primero en salir. 125 corredores se juntaron en la plaza principal de Lienz para dar inicio a la 25ª edición del Dolomitenmann. Por delante les esperaban 12km de dura montaña, con un desnivel positivo de 2000m, una auténtica salvajada. Los africanos dominaron la carrera de principio a fin, siendo el más rápido un eritreo, seguido de varios keniatas. Iñaki hizo un gran papel, llegando a la cima en el puesto 48º, y el 21 de los amateur. Un crack.
Iñaki dando el relevo a Beñat
Allí arriba, animando a grito pelado desde la meta a Iñaki se encontraba Beñat. Él recibió el relevo de un Iñaki exhausto y salió corriendo tan rápido como el terreno se lo permitía. Tras varios kilómetros corriendo por el monte con el parapente a la espalda, llegaba a la zona de despegue. Allí era vital andar rápido en el montaje del parapente y no perder tiempo. El kaos era mayúsculo, ya que todo el mundo se encontraba montando el parapente en el mismo sitio, y mientras Beñat estaba a lo suyo pasaba gente corriendo  por encima suyo y se veían despegues fallidos que había de ser repetidos. Había que andar muy al loro. Al final todo bien, despegó sin problemas y disfrutó de un bonito vuelo para acabar aterrizando al otro lado del valle. Allí había que recoger el parapente como se pudiera y volver a correr ladera arriba a lo largo de toda una estación de esquí y volver a lanzarse lo más rápidamente posible para salir en mi busca al orillas del río, en el fondo del valle.
Zona de despegue
Tras varios problemas con el acelerador en el segundo de los vuelos, la carrera no le salió todo lo bien que él hubiera querido, y fue adelantado por algunos parapentistas, dejando el relevo en el puesto 64 de la general.
Zona de aterrizaje
Yo recibiendo el relevo de Beñat, con Jamie Sutton al lado, con quien me tocó pegarme corriendo
Ahora era mi momento. Era el momento de recibir el relevo de Beñat y salir corriendo hacia el kayak. Era el momento de darlo todo. Como Beñat aterrizó junto a otros dos parapentistas, éramos tres los kayakistas que empezamos a la vez corriendo, y solo había dos plazas para saltar desde el puente, por lo que el tercero en llegar tendría que esperar. Con eso en mente salí a sprint. Ese kilómetro corriendo hasta los kayaks se me hizo eterno, metiendo codos para no dejarme adelantar y haciendo sprints para dejar  a los demás atrás conseguí llegar a la rampa primero. Fue un momento de relax, para recuperar el aliento mientras me ponía el cubre y me lanzaba desde el puente de 7m al río, donde ya no habría más respiro.
Preparado para saltar
vamoooos!
El descenso no fue fácil, ya que me fui encontrando a mucha gente en el camino y no era nada fácil adelantar, y en algunos momentos me tocaba esperar un poco a que los demás pasaran por unos de los puntos para luego poder pasar yo. Aun así disfruté mucho de la bajada, me sentí muy fuerte a lo largo de todo el descenso y empujé con todo lo que tenía para intentar llegar abajo lo más rápido posible. Al final terminé adelantando a 13 kayakistas y di el relevo a Alex en el puesto 51. En el resultado parcial terminé en el puesto 22 y el 5º de los amateur. Me quedé bastante satisfecho con lo hecho, teniendo en cuenta que no es un recorrido muy propicio para mi, ya que la corriente tiraba poco y los que tenían que empujar eran los bíceps, y además el tráfico que me encontré en el camino me complicó bastante el descenso.

Las cosas así, empujé a Alex con la poca fuerza que me quedaba mientras caía al suelo destrozado, y éste salió como un rayo montado en su particular "espada", camino al último de los retos de la carrera. Le esperaba un ascenso de 17,4km a un monte con un desnivel positivo de 1695m, donde en varios de los tramos le tocaría cargar con la bici al hombro; y después un espectacular y peligroso descenso por una estación de esquí de 9,4km de largo con un desnivel del  26,4%. Ahí es nada.
Alex dándole duro para arriba
Dos horas y siete minutos después ahí estaba en la meta, en la plaza de Lienz, aplaudido por todos los espectadores, con la misma  cara con la que habíamos llegado cada uno de anteriores  a dar nuestro relevo, pero ahí se terminaba, con él terminaba nuestra primera participación en la Red Bull Dolomitenmann.

Al final quedamos en el puesto 55 en la general y el 25 de los amateur. No es el puesto que nos hubiera gustado hacer, pero pensándolo fríamente, teniendo en cuenta la gran dificultad de la prueba, el gran nivel de los equipos y que era nuestra primera participación en ella, es como para estar contentos.

Lo bueno es que lo pasamos genial, y nuestras sonrisas tras la carrera lo reflejaban, dimos todo lo que teníamos dentro y más, y ya empezamos a pensar en cosas que tendríamos que mejorar de cara a el año que viene.

Es una prueba increíble, incomparable a ninguna de las competiciones en las que haya estado antes, y estoy seguro de que tras muchas horas de entrenamiento, el año que viene nos volveremos a plantar en la salida, para intentar mejorar lo hecho.