martes, 23 de abril de 2013

¡Es la hora de remar!

Aquí os dejo un pequeño vídeo que he editado con imágenes que hemos filmado las últimas semanas.
¡Esto no ha hecho más que empezar!

domingo, 21 de abril de 2013

Alto Subordán, Foz Verde y Bujaruelo

Otro fin de semana más nos resistíamos a quedarnos en casa. Parecía que los caudales eran buenos para acerarse al Pirineo y remar ríos que aun no conocía.

Las cosas así, el sábado, pronto por la mañana partí de Donosti junto a Aitor camino a Yesa donde nos encontraríamos con los Pamplonicas Anibal, Edu y Unai. La idea era acercarse al Veral, en el Valle de Asón,  y aprovechar para remar los diferentes tramos del río. Una vez en Yesa echamos un último vistazo a los caudales para verificar que los caudales eran buenos, pero lamentablemente nos dimos cuenta que el frío que había hecho durante la noche había parado el deshielo en seco y los caudales habían descendido.

El caudal estaba bajo para darle al Alto Veral, pero parecía que el Alto Subordán, en el valle de al lado, en el de Hecho, estaba aun con agua suficiente, por lo que decidimos hacer un cambio de última hora, irnos para allí y esperar a que el sol que brillaba en el cielo calentara la nieve y el Veral se pusiera para la tarde.

Anibalico!!
El Alto Subordán es un río de clase IV, no muy difícil pero bastante rocoso y con algunos sifones que hay que vigilar. El Cañón Rojo es la estrella del descenso, un precioso cañón vertical que te hace sentir como en otro mundo. En medio del cañón hay un paso infranqueable, que se puede hacer si estás dispuesto a llevarte un bonito golpe en el codo. Nosotros optamos por desmontarnos justo encima de la roca y montarnos después. De ahí en adelante todo precioso de nuevo, varios rápidos divertidos que se pierden en la oscuridad del cañón hasta que este se vuelve a abrir al valle. El final del río es más tranquilo pero muy entretenido también, rápidos de cuarto se suceden continuamente hasta llegar al desembarque de este primer tramo del río.

Embarque en la mina
Entrando al cañón
Aitorico y Edurico disfrutando del río
Justo después se puede embarcar en el segundo tramo, el de la "Boca del Infierno". Tiene fama de ser un tramo exigente pero muy divertido, pero nosotros no lo conocemos y nos comentaron que estaba demasiado alto para darle. Una pena porque tiene muy buena pinta, pero bueno, ya habrá tiempo esta primavera para volver para allí.

Tras remar el Subordán  Anibal y Unai se despidieron de nosotros y se volvieron a Iruña. Nosotros no teníamos ni idea, pero intuíamos que el río Veral habría subido y estaría bien para darle al Alto. A ciegas nos fuimos para allí y pagamos nuestro optimismo. Las temperaturas no habían sido lo suficientemente altas y el caudal del río seguía siendo demasiado bajo para darle al Alto. Una vez superado el disgusto decidimos darle al tramo de abajo y nos adentramos en la "Foz Verde", un tramo que tiene fama de ser uno de los cañones del Pirineo más bonitos paisajísticamente, y la verdad es que la fama le hace justicia.

Es un tramo muy sencillo en lo que a aguas bravas se refiere, pero eso permite no parar de remar en todo el descenso y disfrutar de una bajada muy fluida y rápida. Treinta minutos después de haber entrado al río ya estábamos saliendo, con una sonrisa en la cara e intentando recordar los maravillosas vistas de las que acabábamos de disfrutar.

Esa misma noche, intuyendo que para el domingo los caudales seguirían bajos por esa zona, decidimos tirar hacia lo seguro y pusimos rumbo hacia el río Ara, que sabíamos que llevaría agua y que podríamos disfrutar de uno de los mejores ríos del Pirineo con buen caudal.

Y así fue. El domingo, tras habernos despertado por los gritos y bocinazos de un pastor de la zona que nos regañaba por acampar en sus tierras, vimos que el río iba a pleno, por lo que sin perder tiempo nos acercamos hacia el embarque del tramo de las rampas del Bujaruelo. 

Atacando para entrar en la rampa
Aitor no pudo entrar al agua porque tenía las manos destrozadas por el trote de los últimos días, por lo que Edu y yo nos cambiamos y bajamos corriendo al río para disfrutar de una siempre excitante bajada. Era además la primera vez de Edu en este tramo y el alto volumen de agua que bajaba hacia este estreno de lo más interesante.

El descenso fue bien. Muchas rampas con enormes rulos en la recepción y muchos tramos sin casi contras que tuvimos que hacer estirando el cuello y tirando de memoria sin casi tiempo a recordar la buena línea. La rampa por excelencia, que se encuentra a mitad del descenso, iba fuerte y eso hacía que este paso fuera aun más bonito de lo que suele ser habitualmente. Bajamos sin problemas y con la adrenalina que nos salía de las orejas. 

El final de la rampa
Edu en meditación
El tramo final se me hizo muy largo. Un codo me empezó a doler por una pequeña tendinitis que me ha ido saliendo a causa de no parar de remar últimamente, y me costaba remar. La idea era ir directos a los dos siguientes tramos del Ara, pero entre las agrietadas manos de Aitor y mi dolorido codo, decidimos que lo mejor era cargar todo en el coche y regresar a casa.

el último paso del descenso
Al final un fin de semana más de buen kayak, nuevos ríos, buena compañía y mucha diversión. Ahora toca recuperarse un poco para así en poco tiempo poder volver por la zona a seguir disfrutando del deshielo.

¡Nos vemos por el río!

viernes, 19 de abril de 2013

Cascada del Peñón, Gándara, Murillo...

Como el agua invade ya todo el territorio y los ríos están a rebosar no es momento para estar parados. La semana pasada teníamos ganas de pegar saltos y buscar nuevos sitios, por lo que mirando en internet encontramos una cascada en Burgos, no muy lejos de casa. No teníamos ninguna referencia al respecto, pero hacía buena pinta por lo que sin pensárnoslo mucho nos fuimos para allí para poder verlo con nuestros ojos y decidir si saltar o no.

Llegué a Pedrosa de Tobalina el jueves por la tarde junto con Aitor y Paulo. En cuanto llegamos vimos que el río iba muy justo de agua, pero aun así la cascada se podía bajar. Le dimos unas seis veces cada uno hasta que se nos hizo de noche, probando diferentes líneas y practicando así un poco los saltos, ya que en nuestro territorio no tenemos mucha opción para poder disfrutar de cascadas como estas.

Aitor en la línea
Yo buscando otro camino
Paulo que parece que se está enganchando a esto del creek
Yo desde un buen ángulo
El siguiente día nos acercamos hacia el Gándara. Vimos que iba bien de agua y queríamos hacer el tramo 2, que no lo conocíamos y sabíamos que había una rampa muy sugerente que está por estrenar, y podía ser buena opción.

El tramo empieza muy bonito, con bonitas rampas y pasos divertidos. La rampa más imponente está al poco de empezar e impresiona bastante. Tras mucho mirar y hacer varios amagos de ir, al final decidimos que lo más sensato era dejarlo para otro día, esta rampa pedía algo más de agua, y aun se veían varias rocas en medio que nos podían hacer pasar un mal rato. Por lo que algo apenados cargamos el kayak al hombro y porteamos.

Se ve la línea...
De ahí en adelante el tramo es bastante feo. Muchos sifones y porteos hacen que el avance sea lento y algo cansado, teniendo incluso que usar cuerdas en algún momento para volver al río...

uno de los pasos bonitos
Malditos porteos...
Paulo se ha olvidado el kayak...
Una vez terminado el tramo dos, cosa que nos llevó sus tres horas largas, teníamos ganas de remar más tranquilos y decidimos continuar por el tramo tres. Este es un tramo muy sencillo, que se hace muy rápido, pero si va bien de agua es una gozada, porque la navegación es muy fluida. Una vez fuera tuvimos mucha suerte de encontrar a una persona que se enrolló mucho y nos subió de nuevo hasta el coche. Menos mal...

Pasamos esa noche en Donosti y la mañana siguiente salimos para Murillo. El rulo estaba funcionando bien y pasamos un fin de semana muy relajado en torno al rulo junto a los chavalillos de la federación vasca que están muy motivados por aprender a freestylear y cada vez están dándole más duro.

Fristil!

Ahora ya estoy de nuevo pensando en lo que haré este fin de semana. Parece que la cota de nieve va bajando, por lo que no nos podremos adentrar mucho por el Pirineo, y creo que la opción más acertada será la de acercarnos al Pirineo Navarro que seguramente llevará algo más de agua y las temperaturas serán mejores.

Ya os contaré cómo nos van las cosas.

¡Nos vemos en el agua!

lunes, 1 de abril de 2013

Estrenando la primavera en Cantabria

Casi sin tiempo de asentarme de vuelta desde Argentina ya me estaba yendo de nuevo de viaje. Dos días después de aterrizar, me junté con mis amigos Aitor, Jon y Paulo, cargamos kayaks en el coche y nos fuimos, esta vez, camino a Cantabria.

Los medidores marcaban buenos caudales en los ríos de la zona y teníamos muchas ganas de volver a juntarnos y remar de nuevo todos juntos después de tanto tiempo. Además Cantabria era un destino ansiado, ya que nuestros anteriores intentos de ir a remar allí habían sido frustrados siempre por falta de agua, y nos quedaban muchos ríos que conocer. Además es un lugar que nos queda cerca y que tenía delito no conocer bien.

Salimos por la tarde de Donosti y para la tarde ya estábamos remando en el primer tramo del Gándara, sin duda uno de los Highlights de la zona, que yo no conocía y eso no podía ser. Es un tramo no muy complicado con innumerables rampas que hacen las delicias de los kayakistas y con un paso en especial que es un pasote (como su nombre bien indica), el "Paso Pasote". Una maravilla del Cantábrico.

Yo entrando al Paso Pasote
Aitor al final del Paso Pasote
¡Paso conquistado!
Después, como ya estaba a medio anochecer nos fuimos a bajar el tramo 3 de este mismo río. Un tramo de clase III-IV, bien sencillo, pero que con agua es muy fluido y se puede navegar tranquilamente sin tener que mirar los pasos y tiene además tres saltillos bonitos para pegar unos buenos botes. Lo peor, que solo teníamos un coche, y una vez salidos del agua la caminata de regreso es muuuuy larga...

Como salimos de noche del agua no pudimos encontrar un buen sitio donde montar la tienda de campaña, y además llovía a cántaros por lo que necesitábamos un sitio resguardado. Al final encontramos una iglesia con un buen porche donde tirar las esterillas y poder dormir bien.

Descansando en el hotel 5 estrellas
Como el viaje iba de conocer ríos nuevos, el siguiente día nos marchamos camino al río Hijar, río que nace en la estación de esquí de Alto Campoo. Parecía que los niveles eran buenos para descender este río del que habíamos oído hablar muy bien, pero no fue así. El descenso empieza en un pequeño riachuelo que no llega a los 2m3 de caudal pero que según habíamos leído luego se iba cargando de agua y se ponía muy interesante. Desafortunadamente a medida que seguíamos bajando el río seguía estando igual de seco, estábamos destrozando los kayaks y nuestra mala leche iba aumentando exponencialmente, por lo que a mitad de descenso decidimos salirnos de allí, una decisión no muy acertada, ya que las laderas estaban repletas de nieve y era casi imposible caminar. Aun así fuimos tercos y aunque tardamos nuestras dos horas en escalar esa ladera cargando con los kayaks al final conseguimos huir de aquel secarral. Eso sí, este es un río muy a tener en cuenta para cuando lleve un caudal alto, ya que hay muchísimas rampas, que con bien de agua se tienen que enlazar y el descenso tiene que ser muy continuo e intenso. Habrá que volver cuando se den las condiciones.

¿Esquiamos o remamos?
Paulo going for it!
Por la tarde, aun con el agotamiento acumulado por la mañana teníamos ganas de quitarnos la mala leche que aun corría por nuestras venas y nos acercamos al tramo alto del Saja. Todo un acierto. No sabíamos mucho de este río, y nos sorprendió muy gratamente.  El comienzo es muy continuo con pequeños saltillos que se van sucediendo y termina en una pequeña rampa bastante divertida. Después el río se tranquiliza, pero permite navegar tranquilamente y sin tener que parar a mirar ningún paso, cosa que se agradeció.

Entrada al paso más comprometido del Alto Saja
Al día siguiente, ya domingo, volvimos a chequear caudales y parecía que el río más recomendable, de los que aun no habíamos remado era el Besaya. Nos fuimos para allí y en el "put in" nos juntamos con los amigos navarros (Ander, Xabi, Gorka, Edu e Iñaki). Es siempre un placer remar con gente a la que hace mucho que no ves y disfrutar juntos de un buen descenso. Desafortunadamente aquí también el caudal nos pasaron una mala pasada. El río iba muy flojo de agua y es muy rocoso. Nuestra ilusión se fue transformando en decepción a medida que descendíamos el río ya que estaba muy peligroso y pensábamos más en no romper el kayak ni lesionarnos, que en disfrutar del río. Aun así encontramos varias rampas muy divertidas que hicieron asomar la sonrisa en nuestra cara de vez en cuando. Este es otro río muy a tener en cuenta para cuando tenga bien de agua.



Toda la banda
Ander en busca del boof
Xabi Prieto
El viaje no dio para más. Fue una pena no poder contar con buenos caudales en un par de ríos, pero disfrutamos plenamente de otros dos y ha sido una gozada estar de vuelta en el agua con los amigos y disfrutar de un muy divertido viaje.

La esperada primavera ha llegado, los ríos están subiendo y esto no ha hecho más que empezar!